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No es que nadie se ponga en plan “mocho” o “mojigato”, pero es evidente que desde la escuela tampoco puede contribuirse al escenario de degradación, de ausencia de respeto y, sobre todo, de riesgo para los estudiantes, máxime si estos son unos niños aun.
Contexto: el fin de semana circuló en redes un video del festejo del Día del Estudiante en la Secundaria Federal número 2 de Apatzingán. El espectáculo para los menores, evidentemente dirigido a las niñas, era un hombre nudista, striper como se les conoce. Niñas de 12 a 14 años como espectadoras.
Cada entorno familiar es diferente y es respetable la postura que en cada uno se tenga sobre un tema como el descrito, pero la escuela no puede perder su sentido de tutelar derechos de los infantes y de impulsar valores que, al menos en esa edad, se garanticen. Un menor de edad está tutelado primero por su círculo familiar y enseguida por la escuela. Si alguno falla, hay mecanismos legales para sancionar y obligar a un reencauzamiento a lo torcido.
La Secretaría de Educación en el Estado ha advertido que iniciará una investigación para castigar a los directivos que hayan permitido ese espectáculo al interior del plantel. Independientemente de la perturbación emocional y el desequilibrio en el carácter que sin duda provoca en un menor de edad ser partícipe de un evento de esa naturaleza, no puede perderse de vista que éste también está íntimamente relacionado con el crimen organizado: nadie puede asegurar que el abuso sexual infantil o la trata de personas están desvinculados de un espectáculo así.
El propio gobernador Ramírez Bedolla se refirió este lunes en su conferencia de prensa al polémico hecho, lo descalificó y comprometió que se sancionará a los responsables. Es de esperarse que así sea.
Los niños no pueden ser expuestos a riesgos mayúsculos como ser enganchados a cualquier tipo de abuso, y lo sucedido en la Secundaria de Apatzingán debe verse como una absoluta irresponsabilidad de los directivos, incapaces quizá de vislumbrar el peligro para el alumnado, o acaso con toda mala fe y fines perversos fue que lo autorizaron. Todo es posible y de ahí la obligación de una investigación profunda.
Al ser una secundaria oficial, es fácil suponer que la planta directiva y docente forma parte del cártel de la Cnte. Es de esperarse que éste no solape a sus irresponsables o perversos agremiados que dirigen ese plantel.
Insisto, no se trata de ser “abiertos de mentes” o no, de ser conservadores o progresistas, de ser maestros “buena onda” o no. Se trata de que son ya muchos los riesgos que enfrenta la niñez en su entorno social, como para que también en la escuela se presenten, cuando ahí debiera ser una fuente de protección en todos sentidos para los menores. Al menos en el caso de esa Secundaria, es todo en sentido inverso. Veremos qué arroja la investigación, si es que efectivamente la hay, o la permite la Cnte.
Y a la pesadilla a solo le quedan 492 días.
twitter@jaimelopezmtz
Escrito por Jaime López Martínez
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