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Los pueblos débiles y flojos, sin voluntad ni conciencia, se complacen en ser mal gobernados.
Jacinto Benavente (1866-1954) Dramaturgo español
Molesto pero sobre todo preocupado debió quedar Alfredo Ramírez Bedolla tras la presentación del Plan Nacional de Seguridad, por parte de la presidenta Sheinbaum.
Apenas hace un mes, en medio de la crisis por el paro de limoneros de la tierra caliente michoacana, que de esa forma exigían a los gobiernos estatal y federal poner un alto a la extorsión de que son objeto por parte de los cárteles criminales, Bedolla afirmaba insensible, irresponsable y temerariamente, que la medida de los cítricultores obedecía a un chantaje para elevar el precio de su producto.
Es claro que el gobernador, a imagen y semejanza de su ídolo López Obrador, no tiene el menor respeto por el dolor y las tragedias de los demás, y con esa absurda acusación de chantajistas a los limoneros, lo corroboraba. Pero Sheinbaum lo vino a poner en su lugar, al incluir en su plan de seguridad de manera particularmente destacada, que un objetivo medular es enfrentar el cobro de piso a los limoneros michoacanos, lo que constituyó un mentís a Bedolla y su deleznable acusación a los productores. La extorsión es tan real, que la presidenta la incorporó como tema prioritario en su plan de cien días contra la inseguridad.
Ahora, no le queda de otra a Bedolla que aplaudir el señalamiento de la extorsión a limoneros en la agenda nacional, y tragarse sus irresponsables palabras.
Políticamente, el asunto es mucho más grave y el michoacano lo sabe: la extorsión a limoneros no es más grave que el infierno en Sinaloa, las masacres en Guerrero, las ejecuciones de migrantes en Chiapas, los narco asesinatos en Guanajuato, ni la ausencia de estado de derecho en Morelos. ¿Porqué entonces soslayó Sheinbaum todos esos problemas y únicamente se concretó en Michoacán? Un párvulo lo entiende: fue un mensaje directo a Ramirez Bedolla, un señalamiento tajante a la ausencia de gobernabilidad y a la clara connivencia del poder público michoacano con la criminalidad.
Por más imberbe que sea en lides políticas, Bedolla ha entendido el zape presidencial, tanto, que de inmediato mandó a su gabinete de seguridad y agropecuario a Apatzingán a tomar el control del tianguis limonero, como si con eso se resolviera la extorsión. Pero es para lo único que le alcanza como reacción. Ni puede, ni quiere hacer más en ese tema. A ver si el obús presidencial lo vuelve a la realidad.
X@jaimelopezmtz
Escrito por Jaime López Martínez
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