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La primera virtud de las instituciones sociales, es la justicia:
John Rawls (1921-2002) Filósofo estadounidense
Jesús Mora González es un político de poca monta. Incluso en gobierno del estado y en Morena se le considera de muy bajo perfil, de corto alcance y muy reducida experiencia y habilidad política. Pero este domingo fue electo dirigente estatal de Morena. Era la posición del gobernador Ramírez Bedolla y su némesis, Raúl Morón, impulsaba a Itze Camacho.
Y cuando todo presagiaba tormenta en el ya tormentoso barco morenista michoacano, e incluso las apuestas se jugaba a favor de Camacho, sorprendentemente el gallo bedollista ganó y, más sorprendente aún, sin que un solo vidrio se rompiera.
Hubo pataleo normal de Camacho y algunos de los integrantes de su grupo político, pero no más. Luego, incluso la porteña advirtió que no recurrirá a tribunales para impugnar el resultado. Morón y Juan Carlos Barragán postearon en redes su reconocimiento a la “unidad” partidista y al beneficio de la duda para el nuevo líder.
Tanta “tersura” en un partido de caníbales, solo tiene una explicación: Claudia Sheinbaum vino a leer la cartilla a todos, a apaciguar cualquier intento de insurrección y a dar la indicación de que se respetara la decisión de Bedolla de apoyar a Jesús Mora. Así de fácil. De ahí que hasta los más reacios contrarios al gobernador, como Leonel Godoy, Fidel Calderón, y los señalados Morón y Barragán, tuvieran que apechugar y ceder a cualquier atisbo de asonada.
Pero si Bedolla no es precisamente de todas las confianzas de Sheinbaum, ¿porqué ella habría ordenado que sus opositores respetaran su “mano” en la designación del nuevo líder morenista?
También en ello solo hay una razón: esa posición es realmente ínfima, es de tercera importancia. Las decisiones relevantes para Morena en todo el país se toman a nivel central y las de primerísimo nivel, como la selección de candidatos a gobernador, las asumirá la propia Sheimbaum.
No había necesidad alguna de golpear a Bedolla quitándole hasta la posibilidad de que su candidato no ganara la elección partidista. Es lo mínimo que debe respetarse a un gobernador, sea o no afín a Palacio Nacional. Ya la división morenista está en niveles de alarma, como para que todavía se le echaran más leña a la hoguera. Habrá que reconocer la labor de bombera de Sheinbaum.
X@jaimelopezmtz
Escrito por Jaime López Martínez
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