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Una papeleta de voto es más fuerte que una bala de fusil
Abraham Lincoln (1809-1865) Presidente de Estados Unidos
Silvano Aureoles ha quedado fuera de la contienda interna del Frente Amplio por México para definir a su candidato presidencial. Todo apunta a que si bien reunió más de las ciento cincuenta mil firmas de apoyo requeridas en la convocatoria, incumplió en algunos de los aspectos puntuales, como que ese número de adhesiones se distribuyera en al menos veinte estados, o que no hubiese menos de mil firmas ni que fueran válidas más de veinte mil en cada entidad.
Las condiciones pueden considerarse sensatas o exageradas, según el cristal con que se miren. Para Xóchitl Gálvez la etapa fue coser y cantar, lo mismo que para los priístas Beatriz Paredes y Enrique de la Madrid, y el panista Santiago Creel. Pero los otros siete se quedaron en el camino, entre ellos el ex gobernador michoacano. Los términos eran conocidos por todos, todos los aceptaron y decidieron participar con ellos.
El problema ahora es que al conocerse el dictamen del Comité Organizador, no todos los aspirantes parecen tomarlo de la manera más madura. No terminaba dicho comité de informar que sólo Gálvez, Paredes, Creel y de la Madrid habían cumplido con todos los requisitos de la primera etapa, la de la recaudación de al menos ciento cincuenta mil firmas de apoyo, cuando ya Silvano Aureoles subía a su cuenta de X, la antigua twitter, un video en el que aclaraba que como hombre de leyes respetaba el resultado, pero no lo aceptaba, y que se reservaba su derecho a acudir a las instancias legales para interponer supongo que una queja, aunque no explica las razones de su inconformidad. Es decir, su derecho al pataleo.
En realidad, no es lo que parece: Aureoles es un viejo lobo de mar. Sólo quien no lo conoce habrá supuesto que se quedaría cruzado de brazos. Él se inscribió en la lucha opositora por la candidatura presidencial, a sabiendas de que sus posibilidades eran prácticamente nulas. Si antes del fenómeno Xóchitl no se le veía con oportunidad real, menos cuando emergió la senadora como la más firme aspirante y la única con expectativas sensatas de pelearle a la 4T. Silvano se inscribió para asegurarse una silla en la mesa de las negociaciones y de ahí llevar agua a su molino. Su aparente berrinche ahora que no fue incluido en la lista de finalistas, solo es fuego de artificio para mantenerse en la lucha mediática. No le importa no pasar a la segunda ronda, pero sí mantenerse en la mesa de las negociaciones. Y patalear es buena receta para ello.
En cuanto se le asegure que su espacio ahí sigue intocable, el michoacano procederá a aceptar el resultado y a comprometer su apoyo al que resulte candidato en la primera semana de septiembre. Si no, al tiempo.
Y a la pesadilla, ya solo le faltan 419 días.
X@jaimelopezmtz
Escrito por Jaime López Martínez
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