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En política se está en contacto con la mugre y hay que lavarse para no oler mal
Enrique Tierno Galván (1918-1986) Político español
Apatzingán fue, desde hace dos décadas, el epicentro del crimen organizado en la tierra caliente michoacana. Siendo el municipio más importante de la zona, se convirtió en el bastión del que emanaron los tentáculos de la criminalidad. La embestida del gobierno de Enrique Peña Nieto contra el cártel de los Caballeros Templarios, propició casi su aniquilación, con sus principales líderes muertos o en la cárcel.
Ello, y el surgimiento de las autodefensas, generaron no que volviera la tranquilidad completa a Apatzingán, pero sí que la presencia criminal disminuyera a niveles menos dramáticos, lo que le permitió al municipio una época de relativa tranquilidad, por más que ésta fuera entrecomillada. Al menos las extorsiones y el cobro de piso amainaron durante los últimos cinco años.
Empero, el “remanso” parece haber llegado a su fin. En el último mes ha resurgido la violencia extrema, derivada de la lucha a fuego abierto que han desencadenado los cárteles Jalisco Nueva Generación y Unidos de Michoacán, este último un híbrido de lo que queda de los Templarios y de los Viagra. La disputa por el control de la zona ha puesto otra vez a Apatzingán en el ojo del huracán, con minas explotando al paso de militares, choques violentísimos en las comunidades rurales y en la misma cabecera municipal. El resultado: el desplazamiento de cientos de familias que quedan en medio de fuego cruzado, y una zozobra que ha vuelto a los habitantes de la región.
No se puede ser políticamente correcto y minimizar lo que está volviendo a ocurrir en Apatzingán, el otrora pujante municipio. La criminalidad organizada se disputa a sangre y fuego la zona, y el gobierno, en todos sus niveles, no puede soslayar ese escenario.
Lamentable, pero esa aparente paz prendida de alfileres en Apatzingán, finalmente se trozó y es urgente que el estado eche mano de los recursos que sean necesarios para tratar de evitar el crecimiento de los actuales niveles de violencia. Cierto, lo que hace falta es voluntad para combatir a los cárteles por parte del gobierno federal, y justo voluntad es la que éste no tiene. Y luego no nos extrañemos que con el resurgimiento de la violencia, se dé también el de las autodefensas. El gobierno da abrazos a los delincuentes, las autodefensas los confrontan. Veremos.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 462 días.
twitter@jaimelopezmtz
Escrito por Jaime López Martínez
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