DE INTERÉS PÚBLICO: EL SUEÑO DE UNA BODEGOTOTOTOTA

Cuando un político dice que acabará con la pobreza, se refiere a la suya

Paulo Coelho (1947-?) Escritor brasileño

Espero que no se materialice, pero el anuncio que hizo Andrés Manuel López Obrador lo dibuja de cuerpo completo: “se le ocurrió” que sería una buena idea construir un mega almacén en la Ciudad de México, en el que se guarden las toneladas y toneladas de medicamentos que el gobierno comprará, y que de ahí se distribuyan a cualquier parte del país donde hagan falta.

En otras circunstancias, pero no en medio de la peor tragedia que ha vivido México en materia de salud, cuyo sistema ha sido destrozado por completo por el gobierno, la “revelación” del sueño que ha tenido el presidente podría caer en lo meramente anecdótico, vaya, hasta en lo chusco. La idea por supuesto es una estupidez del tamaño del almacén que soñó López Obrador, pero le pinta por completo.

No se necesita ser un experto en Salud Pública o en Epidemiología para saber que lo peor que puede hacerse con la distribución de medicinas es concentrarlas en un solo lugar, más si hablamos de un país tan extenso como México y con tan infame sistema de comunicaciones. Cuando se requiera un medicamento, lo mandamos por carretera o en avión, dice López Obrador.

Un párvulo advierte que ello es absolutamente inviable: los medicamentos caducan rápido, por tanto deben distribuirse rápido; luego, ya podemos imaginar qué pasará cuando una clínica en la selva chiapaneca o en el desierto chihuahuense requiera una medicina: cuando ésta llegue el paciente habrá muerto. Ahora que si el enfermo es de un estado gobernado por Morena, es probable que se agilice el envío.

En el fondo, la ocurrencia del presidente refleja su visión del gobierno: concentrador del poder, en este caso del poder de dar o retirar la salud. Es la visión del dictador, el que acapara el poder, el que decide a quien salvar o a quien dejar morir, el que levanta el dedo de vida o lo baja en señal de muerte, según su estado de ánimo.

Pero además, evidencia cómo gobierna López Obrador: por ocurrencias y por caprichos. Le “latió” que sería una buena idea una bodegotototota para guardar las medicinas, y sin duda se empecinará hasta que se lo construyan, hasta que le cumplen el capricho. Así, cuando alguien reclame que hay desabasto de medicinas, él mismo, el rey en persona, se presentará en “su” mega almacén y se tomará una selfie en medio de anaqueles con millones de cajas de paracetamol, para echar abajo la queja y demostrar que sí hay medicinas.

Ya es una tragedia lo que ha hecho la 4T con el sistema de salud, como para que ahora el presidente le dé la última palada de tierra al ataúd con su ocurrencia, supongo que pergeñada en medio de una madrugada en la que no podía conciliar el sueño. Patético.

Y a la pesadilla, hablando de ellas, ya solo le quedan 424 días.

twitter@jaimelopezmtz