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Los gobiernos son velas, el pueblo, el viento; la nave y el tiempo, el mar:
Ludwing Borne (1786-1837) Escritor alemán
A la luz de la destrucción del aparato institucional y gubernamental emprendido por Andrés Manuel López Obrador, y mantenido sin un ápice de cambio por Claudia Sheinbaum, a nadie debe sorprender que una bacteria haya matado a trece recién nacidos en hospitales públicos del Estado de México, Michoacán y Guanajuato. En todo caso, lo sorprendente es que una tragedia así no haya ocurrido antes.
El sistema de salud va en la primerísima línea de la destrucción institucional de la 4T: desde 2018 ha sido el rubro presupuestal más golpeado. Año con año va recibiendo menos recursos y los resultados están a la vista pero, los más dramáticos, se verán con el paso del tiempo.
El sistema de salud colapsa y con él la salud de los mexicanos: farmacias de los hospitales públicos vacías; los nosocomios sin siquiera una gasa para un servicio básico, ya ni hablar de intervenciones quirúrgicas, donde los familiares del paciente deben comprar prácticamente todos los insumos, o no hay intervención; la cobertura de vacunación infantil ya no es universal ni completa, porque ya no alcanzan los inmunológicos para todos los niños y la cobertura se ha reducido a la mitad; el servicio es cada vez de peor calidad porque se amplía la plantilla de personal burocrático en los hospitales, pero no la de médicos y enfermeras; presupuestos para mantenimiento de la infraestructura hospitalaria cayeron al nivel nimio y pensar en crecerlos es un sueño.
Todo tiene una razón: López Obrador decidió sacrificar los recursos para el sector, para asegurar la materialización de sus demenciales obras, su trenecito Maya, su aeropuerto en Santa Lucía, y su refinería. A cuál más de elefantes blancos.
Por eso, que ahora se evidencie que por falta de protocolos, y éstos a su vez por falta de dinero, que garanticen la calidad de los insumos que adquiere el sector salud, hayan muerto trece bebés, es solo una consecuencia lógica de la irresponsabilidad criminal con que la 4T maneja el sector. Ello, sin contar el muy probable entorno de corrupción de funcionarios públicos que favorecieron el “descuido” que llevó a que una bacteria matara a los infantes al suministrarles leche vía intravenosa. Eso solo pasa en el submundo de los países bananeros. Con la 4T, México es uno de ellos.
Pero lo peor está por venir: el deterioro del sistema no se evidencia de un día para otro; se irá viendo con el paso de los meses, de los años. Sin vacunas, sin medicinas, sin atención médica, los tres mil pesos que regala el gobierno para que la población calle ante la tragedia que está viviendo, no servirán para contener la disminución de la calidad de vida de los mexicanos. Si no, al tiempo. Ah, y a “disfrutar” lo votado.
X@jaimelopezmtz
Escrito por Jaime López Martínez
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