Michoacán, tercer lugar en número de incendios forestales

Pretenden modificar el artículo 18 de la Ley de Responsabilidad Ambiental del Estado para sancionar a quien realice acciones en perjuicio de la ecología

A nivel nacional, Michoacán ocupa el tercer lugar con el mayor número de incendios forestales y el décimo con superficie afectada, aunada a que de estos percances, el 40 por ciento, fueron provocados.

Así lo manifiesta, un proyecto de decreto que impulsa el legislador por Movimiento Ciudadano (MC), Víctor Manríquez que pretende modificar el artículo 18 de la Ley de Responsabilidad Ambiental del Estado, para sancionar a todas aquellas personas que realicen acciones en perjuicio de la ecología.

Indica que, en la entidad, la deforestación es una de las causas que ha provocado que la población de mariposas monarcas se haya desplomado 80 por ciento, en las últimas tres décadas.

Y añade que, actualmente, en el Estado se han perdido al menos, un total de 27 mil hectáreas de bosques por el cambio de uso de suelo, por las talas de bosques y los incendios forestales, de los cuales, estos últimos, se estiman que, en este año de 381 percances, el 40 por ciento, fueron provocados.

Michoacán, no solo se enfrenta a problemas de cambio de uso de suelo, incendios forestales, talas de árboles, también a la contaminación ambiental por la industria, que emite grandes cantidades de partículas de azufre y carbono, a través de los parques industriales.

Indica que, aunque la Ley de Responsabilidad Ambiental estatal, contempla materiales y residuos peligrosos, no menciona, bajo que supuestos son considerados de esa forma, ello con el objetivo de que al momento de aplicar la Ley no pueda existir omisiones y amparos por no especificarlos.

Por lo anterior, propone incluir características objetivas y específicas, en la responsabilidad ambiental, en el corte, derribo, tala y quema no controlada de uno o varios árboles.

Así, como cualquier acción u omisión relacionada con residuos especiales o urbanos o sustancias consideradas como peligrosas por sus características corrosivas, reactivas, explosivas, toxicas, inflamables, radioactivas, biológicas-infecciosas u otras análogas, o bien que sean agotadoras de la capa de ozono, causando riesgo de daño o daño a los recursos naturales, a la flora, a la fauna, a los ecosistemas, a la calidad del agua o al medio ambiente.