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Opinion Vox

DE INTERÉS PÚBLICO: MARCELO; DESPEGADO ESTABA

today18 de agosto de 2023 36

Fondo
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Seamos los líderes que hubiéramos deseado tener

Simon Sinek (1973-?) Escritor inglés

Marcelo Ebrard ha decidido que llegó el momento de quemar naves, a sabiendas que no hay vuelta atrás. Llegó al punto de no retorno. En síntesis, entró a la fase de matar o morir.

Tiene claro que Andrés Manuel López Obrador ha registrado que sus severos señalamientos en contra de Claudia Sheinbaum no son para ella, sino para el presidente. Y éste, lo sabe Ebrard y es de dominio público, es vengativo al grado extremo.

Ebrard entendió por fin que jamás será el designado por López Obrador, más allá del supuesto pacto de caballeros que habría entre ambos, luego de que en 2012 el primero cedió la candidatura presidencial al tabasqueño, aún y cuando la encuesta le beneficiaba. López Obrador habría empeñado en ese entonces su palabra de que si las circunstancias volvieran a presentarse, él haría lo necesario para asegurarle su candidatura. Que le devolvería en favor, pues. Y las circunstancias llegaron, pero Ebrard ya comprobó que el ahora presidente no está dispuesto a honrar ese compromiso, de ahí su decisión de romper lanzas y echar su resto.

Como en todas las designaciones que ha hecho como presidente, López Obrador busca en el candidato a sucederlo, 90 por ciento lealtad y 10 por ciento eficacia. Justo ese porcentaje lo tiene con Sheinbaum, e invertido con Ebrard. El presidente no quiere correr el menor riesgo de no tener control completo sobre su sucesor: sólo Sheinbaum le garantiza sumisión absoluta.

Hasta hace poco, Ebrard pudo haber jugado con la posibilidad de ser acogido por el frente opositor si de plano rompía lanzas con el presidente. Hoy, con el fenómeno Xóchitl Gálvez, se cerró esa puerta, aunque la de Movimiento Ciudadano parece seguir abierta. Está claro que ahí tendría puesta la mirada. Por separado, habrá que analizar el impacto de una candidatura suya en MC. Por ahora, lo que está claro es que López Obrador no le perdonará esa “insurrección”, que además le confirma que como eventual presidente, Ebrard podría volverse autónomo sin ningún problema. Y eso es justo lo que no puede permitir el tabasqueño.

Por lo demás, Ebrard entiende que es su última oportunidad de lograr su sueño presidencial, así que ya no le pesa mucho confrontarse con López Obrador. De cualquier manera, qué más da jugar su última carta así. Igual, y despegado estaba.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 410 días.

X@jaimelopezmtz

Escrito por Jaime López Martínez

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